Desde hace más de 50 años la vasectomía se ha convertido en el método anticonceptivo más utilizado para evitar tener hijos.
Sin duda, cuando el varón se plantea realizarse la vasectomía, lo hace pensando en que va a ser una solución definitiva para evitar el embarazo, está convencido de que ya no va a querer tener más hijos.
Sin embargo, pueden ser muchas las circunstancias por las cuales el hombre decide querer volver a tener un hijo. Una separación inesperada, una nueva pareja, una desgracia familiar o simplemente un nuevo planteamiento de vida.
En estos casos son dos las posibilidades que se plantean, una seria el recurrir a medios de fertilización in vitro, con todas sus variantes, la otra sería la reconversión de la vasectomía.
Se procede a realizar una incisión de unos 2 cm en la zona media escrotal y con la utilización de un microscopio de 10 aumentos se procede a la identificación del conducto deferente operado, se liberan sus extremos y se vuelven a unir con una microsutura.
La reconversión de la vasectomía es un procedimiento ambulatorio.
No necesita estancia hospitalaria y se aplica anestesia local con mínima sedación para evitar la tensión de un quirófano.
3 meses después de la intervención, deberá realizarse un espermiograma para valorar el éxito de la misma.
Tres meses es el tiempo que consideramos necesita el espermatozoide desde que nace hasta que lo podemos analizar.