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Epidemiología descriptiva en cáncer de próstata

Los estudios basados en necropsias permiten diferenciar desde el punto de vista epidemiológico la incidencia de CP latente o indolente respecto a la incidencia del CP en los estudios institucionales basados en los registros de tumores. Existen multitud de estos estudios, que cifran la aparición de CP latente entre el 29 y 31 % de las necropsias en hombres. Entre 1 y 3% de esos CP latentes se cifran los pacientes a los que se llegará al diagnóstico por la sintomatología provocada por el tumor. Además, la incidencia del CP latente aumenta con la edad; en varones de 50 años, dicha tasa es del 15-30%, mientras que en varones mayores de 80 años aumenta al 60-70%.

Por lo tanto conviene reseñar desde el principio las diferencias epidemiológicas, biológicas y de comportamiento entre los CP latentes y los que dan clínica. Si bien la incidencia de CP es la misma independientemente de hábitat, hábito alimentario, raza etc, la incidencia de CP sintomatológico sí que ofrece diferencias, pues ha quedado claro que la mayor incidencia del mismo se da en las sociedades occidentales frente a las orientales.

La aparición del antígeno prostático específico (PSA) ha supuesto un espectacular aumento en la detección de CP. En estudios europeos previos, se ha señalado que las tasas estandarizadas según la población mundial más altas se dan en Suiza y países nórdicos, sitúandose nuestro país en el grupo medio-bajo según este parámetro. Pese a ello, el diagnóstico de nuevos casos de CP en nuestro país sigue un incremento espectacular en los últimos años, que se cifra en un 3 % anual, debido al mayor control sanitario de la población y a la mayor esperanza de vida, cercana actualmente a los 80 años. En nuestro país, según datos de la Semana de la Salud Prostática, 1´5 millones de varones entre 50 y 70 años padece un CP, pero tan solo un 10 % tiene sintomatología.

Epidemiología analítica en cáncer de próstata

Los estudios epidemiológicos analíticos que han intentado relacionar el CP con factores ambientales, alimentarios y personales del enfermo no ofrecen, a grandes rasgos, datos concluyentes. Así pues, la presencia de infecciones virales, tipos de hábitos sexuales, ingesta de grasas y de vitamina A, el antecedente de vasectomía, y la presencia de tóxicos como el tabaco o el cadmio ofrecen datos controvertidos en la literatura mundial en cuanto a su papel como inductores del CP. Tan solo la presencia del factor hereditario parece jugar un papel importante en su etiopatogenia, pues hasta un 9% de estos tumores tienen antecedentes familiares de este tumor. Además, un varón con dos o más familiares de primer grado con CP tiene 5-10 veces más riesgo de padecerlo. Ello conlleva que cuando existe ese antecedente, la edad del screening se recomiende adelantar de los 50 a los 40 años.

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